-Al fin me escuchas- dijo la luz
-Has tardado demasiado, pero una vez que lo has conseguido, podemos volver a empezar. Siempre es posible volver a empezar-
Esa voz era tan familiar, tan cercana, que penetraba en mí sin oposición, sin que mi mente evitara que una luz surgida de la nada me hablara de un modo comprensible.
-Ya veo que no tienes prisa por comenzar de nuevo- Continuó la voz
-Comenzar qué... qué eres?- Contesté
-No te preocupes por eso ahora, en el fondo ya me conoces y lo sabes, pero eso carece de importancia. Debes acercarte a mí traspasándome, después iré mostrando tu camino-
Mis ojos ya se habían acostumbrado en parte a esa luz parlante, con una masa que se asemejaba a la de una persona. No sentía miedo, sólo confianza en las palabras de ese ser. En mí cabeza sobrevolaron las experiencias que acaban de sucederme, todas inquietantes, pero lo de ahora no podía ser malo. Desplacé mi cuerpo conscientemente en dirección a la luz, una luz cálida que me confortaba a cada paso que me acercaba. Mi ser estaba cada vez más despejado, en el momento de atravesar la luz comprendí porqué me era tan familiar esa voz,… era yo.
Empecemos.
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