domingo, marzo 27, 2011

La culpa es de los padres

Cuando una persona tiene cierta reputación, y por ejemplo arrastra una cantidad de gente importante a los cines a ver sus películas, se supone que las productoras, distribuidoras y demás le harán caso a esa persona a la hora de desarrollar algún proyecto de su propia cosecha y que desea mucho mostrar a su público.

La cuestión es qué sucede en las reuniones de este creador con los inversores. Pongamos el caso que esta persona quiere hacer una película en la que las mujeres siempre salgan vestidas como putas, que vayan a pelear en mundos imaginarios... el japón tradicional, la alemania nazi, la Tierra Media y en el futuro de Asimov, para intentar salir de un manicomio femenino. ¿Qué dirían los inversores?. Se negarían diciendo que estarían denigrando a la mujer y aunque atraería al público masculino a las salas, no compensaría, porque todo el mundo sabe qué son las mujeres las que deciden la película. Entonces, muy hábil, este creador les diría que se equivocan, que las mujeres salen como putas por culpa de los hombres, todos malos. Que las mujeres serían todas buenas, y matarían a hombres, o robots machos. o orcos machos, o caballeros machos, o nazis machos o samurais machotes. Sería la victoria definitiva de la mujer sobre el hombre. Los inversores constestarían que se estaba pasando, que en realidad ellos son machistas y que no podían dejar a los de su género de ese modo. Ahí es cuando el creador contraatacaría, sacando a relucir el líder de las heroínas cachondas vestidas como putas. Este sería un hombre, sin el cual estas mujeres estarían acabadas, además de que este hombre las controla sólo mediante la palabra. En realidad provoca que casi las maten a todas, pero queda como un campeón y una grandísima persona, su ángel varón protector y controlador, sobre todo controlador.

Bien, entonces los inversores deciden que es un plan fantástico, quedan con la conciencia tranquila y saben que ganarán dinero seguro, un buen negocio. Aún así falta un detalle por conocer y le preguntan al creador, ¿Cuál va a ser el título de la película?, a lo que responde el susodicho, "La culpa es de los padres". Los inversores lo miran detenidamente, se miran luego unos a otros... y al final uno dice, porqué no "Sucker Punch". Por mí vale, contesta el creador. Ahh, una última petición de los inversores, no te olvides de la voz en off que explique convenientemente la película, al principio y al final, que al fin y al cabo somos hombres.