sábado, abril 10, 2010

Si la cosa funciona...

Woody Allen y Larry David, dos guionistas sobrados y consagrados hacen una comedia, el primero como director y el segundo como actor principal encarnando al alter ego del primero. Los comentarios que he podido leer de la película son de lo más variopintos. Por suerte ya había visto antes la película, porque lo de ir con prejuicios de más no me va. Digamos que reconozco que soy manipulable.

Me lo pasé bien, viéndola en su versión original, con las voces de sus protagonistas en estado puro, sobre todo la de la actriz principal, arquetipo de la ignorancia inconsciente y consciente al mismo tiempo, algo difícil de conseguir. Me gustaron los diálogos genio-ingenua ignorante, y cómo el genio es aplastado por sentimientos. No sé qué pensar, Allen se cree un genio, Allen es un genio, Allen no sabe lo que es, pero como lo tildan de genio no les lleva la contraria, Allen está obsesionado con la figura del genio y la desarrolla en la película,... Yo que sé, en el final no hace más que reírse en la cara de todos, con nosotros o contra nosotros (los espectadores), libre a la interpretación de cada cual. Todo le cuadra y ya puede cerrar la película, donde todos te puede quedar estar idea, a los genios no les queda más remedio que ser pesimistas.


El día después en esa tierra encantada, preludio de nuestra marcha, nos deparó nuevas aventuras, un vergel mágico nos aguardaba. Sería imposible describir de lo que fuimos testigos, cuanto vimos colmó nuestras expectativas y trasladar en palabras todo aquello no está a mi alcance.

Sólo me resta tranquilizaros, pues todos regresamos sanos y salvos, con sobresaltos, sí, pero nada que un buen descanso posterior no podía restañar adecuadamente.