Ya estamos aqui

Necesito escribir algo, alguna estúpida historia, que no entienda ni yo pa variar. Ese momento llegará, ahora no, pues después de esta larga ausencia no vendría a cuento. Una disculpa tal vez, pero al único que le pudo apenar mi vacío es a mí, y no me voy a autodisculpar. Además mi cabeza siguió soñando a su bola tanto si se lo permitía como si no, la verdad es que muchas veces la azuazaba. Pero escribir aquí es otro tema en el que ganas y tiempo tienen que cruzarse, de un modo similar a la suerte cuando se cruza con la persona adecuada.

Abrumado ante la capacidad de Simbilla, a dos manos como diríamos vulgarmente, voy a comentar algo sobre mis dos últimas adquisiciones literarias. Si lo recordáis había pedido "American Gods" de Neil Gaiman y El Retrato de Dorian Gray. Una vez leído el primero, digamos que me dio un bajón, apenas me gustó (quizá demasiadas esperanzas puestas sobre él), no me llegó, no me sorprendió, y eso que el comienzo no pintaba mal, pero nada de nada, una lástima, pero igual no era el momento, o está enfocado a otro público (creo que un yanki lo disfrutará más). Así que me quedaba el de Wilde, un clásico, que después de lo anterior, lo único que tenía era miedo. Después de leer su prólogo, comencé a pasar páginas con atención y aunque la introducción acojona de verdad, con una descripción "detallada, exahustiva y poética", comienza lo bueno discusión tras discusión, entre los tres personajes de la obra (al menos de momento, sólo llevo 3 capítulos). Con un excepcional pintor racional, un inocente Dorian Gray y un lord... que no deja de soltar perla tras perla. Estaría bien intercambiar pareceres de lo que Wilde escribe ante un buen café y una música de fondo agradable, pero aquí sólo quedaría ridículo, porque uno tiene sus limitaciones. De todos modos, para que conste dejo algunos fragmentos, que gracias a los de blogger se conservarán durante un cierto tiempo... y de paso igual sirve para despertar a alguien

"Únicamente las cosas sagradas merecen tocarse"

"Mi querido amigo: los que no aman más que una vez en su vida son los verdaderamente superficiales"

"Mi querido amigo, ninguna mujer es genial. Las mujeres son un sexo decorativo. No tienen nunca nada que decir, pero lo dicen de un modo encantador"